viernes, 5 de enero de 2007

Ramón Mayrata: EL IMPERIO DESIERTO


Por Ramón Mayrata
AUTOR: Ramón Mayrata
TITULO: EL imperio desierto
PUBLICACIÓN: Madrid: Mondadori, 1992

Escribí EL imperio desierto estimulado por la convicción de que se trataba de un libro que era preciso que fuera escrito. Sin duda aspiraba a acoger en él mi experiencia vivida en un momento trágico de la historia española y, sobre todo saharahui. Pero cuando empuñé la pluma acabé dándome cuenta que no era ese deseo de impulso primordial que me movía a escribir, sino la pretensión de abordar el conflicto entre la humanidad de la política y la humanidad de los hombres. Estoy convencido que aquello que ocurrió en el Sahara, con sus peculiaridades, hace ya muchas lunas, el modo en que los intereses de las grandes potencias y de las pequeñas potencias regionales pisotearon cruelmente las sencillas, tal vez ingenuas, pero legítimas aspiraciones de los habitantes de un territorio a la hora de regir su futuro, es algo que está ocurriendo incesantemente en el mundo. Es uno de los rasgos que definen el mundo en el que vivimos. No sólo sucede con los pequeños países, sino con amplias capas de la población de todos los países, cuyo destino se juega en un marco que les excede. Creo que es un conflicto que en mayor o menor medida afecta a todos los seres humanos y es esa universalidad la que puede otorgar a la novela un significado más allá de la situación histórica que la suscitó.
.
Tardé mucho tiempo en concluir este libro que esconde a sus espaldas al menos cinco versiones hasta adoptar su forma definitiva. Sin duda siendo los mimbres con los que está trenzado de naturaleza autobiográfica necesitaba distancia, la ironía suficiente, en el sentido etimológico del término, para que no se convirtiera en un libro de memorias, un reportaje, ni siquiera una novela histórica. Yo deseaba que fuera una novela sin apellidos. Novela de descubrimiento y pérdida. El protagonista es, un joven antropólogo que recibe el encargo de escribir una historia de un territorio que desconoce. En él no sólo recibirá el impacto candente de otra cultura, sino que afinará sus convicciones y sentimientos ante la existencia. En ese sentido es una novela de incitación a la vida, en el que un muchacho se ve sometido al fuego graneado de múltiples situaciones límite.
.
A través de los ojos ávidos de ese protagonista intenté captar lo que había visto. A menudo recurrí a los cuadernos de notas que tomé en el territorio, pero sin olvidar que estaba escribiendo una novela, es decir construyendo un mundo ficticio, imaginativo, cuya verosimilitud depende de sí mismo y no de las referencias a aquello que había vivido.
.
Pretendí evitar un exotismo que me complace en los modernistas y me desagrada en los escritores posteriores. Creo que a ello me ayudaron mi trabajo en la Comisión de Estudios Históricos del Sahara que me obligó a profundizar en la cultura del territorio y, también, el proceso de aculturación que rauda e intensamente transformaba a la sociedad saharahui y que hacía añicos los tópicos acuñados con anterioridad. Pero intenté preservar como oro en paño la fascinación que producen los desiertos, que no es la fascinación precisamente de un paraíso, sino de una naturaleza dura y esencial. La cultura de sus habitantes que ha hecho posible la supervivencia en condiciones tan extremas me hizo apreciar su moderación, su ausencia de consumismo y ese orgullo que se confunde con la libertad, que sin duda han contribuido a que hayan podido sostener una guerra desde hace veinte años, en condiciones de notabilísima inferioridad material y numérica, y aunque no han logrado vencer, tampoco han sido vencidos.
.
Por último diré que en el libro no abunda el argot ni los modismos locales pero en algunas páginas intenté transfundir al español, como un aroma, la forma de narrar que escuché en los labios del poeta ciego Sidati uld Mamina o leí en el manuscrito del Kitab al badiati (El libro del mamodeo) de Cheij Mohammed el Maaami.
.
Aunque yo pretendiera escribir una novela más universal que local, más ceñida a las preocupaciones de cualquier hombre que al gusto por el costumbrismo, he de decir que el Sahara ha sido crucial en mi vida y, cuando cierro los ojos, las imágenes que conservo de él en la memoria son las más frescas junto a alguna de la infancia. Y ese es un enigma que aún no me he explicado del todo.

__________
Obras de R. Mayrata: Estética de la serpiente (poesía), Una duda de Alicia (poesía), Sin puertas (poesía), Por arte de magia (ensayo), El ojo de la arbitrariedad (ensayo), La sangre del turco (ensayo), Alí Bey el Abasí: un cristiano en la Meca (narrativa), Si me escuchas esta noche (narrativa), El imperio desierto (narrativa), El sillón malva (Narrativa), La vía lactea (teatro)

(TOMADO DE LAS PÁGINAS 51-51 DE CAMINAR CONOCIENDO 6) 

No hay comentarios: