lunes, 15 de septiembre de 2008

Iswe Letu: 'El Hoyo Universal'

UNAS PALABRAS CONTRA EL RACISMO A MODO DE RELATO

En el libro 'Crónicas presidenciales' Norman Mailer comenzó por definirlo así: "El orificio, el magnífico orificio". Aquí se paró como queriendo justificar la palabra 'magnífico' a ese agujero, a ese orificio.

Aunque, bien mirado, los agujeros si son negros, para un negro, al que durante siglos se le machacó con que lo negro era asqueroso, inmundo, le parecerá 'magnífico' por ser él mismo de ese color. Alguno dirá que esa concepción es muy chovinista. Y tiene razón.

Al igual que pueden parecernos negativos otros agujeros, como los orificios negros del universo, por aquello que nos dicen de que se engullen todo lo que está en su entorno, desapareciéndolo. Lo ponemos conscientes de nuestra ignorancia en estos asuntos celestiales. Pero, quién sabe, quizás son hoyos donde se deposita toda la basura del espacio. Una especie de orinal estelar y... como no queremos parecer escatológicos y dada nuestra desinformación supina, nos callamos.

Lo que si entendemos es cuando se nos dice 'dejó un agujero negro negro de 1.000.000 de euros'; sabemos que ese hoyo o agujero u orificio de color azabache que para un chovinista negro de la raza negra sería 'magnífico' por su mismo color, para el que lo dejó sin blanca es magnífico su contenido: 1.000.000 de euros. Y en este caso coinciden el chovinista y el sustractor: a ambos le parece magnífico el orificio negro.

Decíamos que Mailer se había parado en lo de 'magnífico' para justificarlo entre paréntesis con las siguientes palabras: "(permítaseme este donaire, en gracia a que no quisiera molestar a los fantasmas del Tiempo (sic), cuyo espíritu encarno en este escrito)" Para continuar insistiendo: "el orificio, repito, moreno". 'Moreno', si, como las tumbas, las cunetas, los hoyos, los pozos, adonde iban a concurrir todo lo que en el mundo ha sido. Todo lo que la materia viva desprecia por caduco, inservible o viejo para, reciclándolo, volver a florecer.

Tal vez por eso el escritor lo magnificaba escatologizándolo, al ser como era, como somos nosotros, herederos de lo que otros van depositando en el camino en herencia. O para conocerse a si mismo en la forma y el color de los demás: "de apariencia de púrpura -prosigue- en algunos casos, marchito verdosamente en otros". El paso del tiempo que va haciendo mella en el sujeto y que en una pirueta engañadora lo verdea, sin engañarlo del todo, con esa 'alegre otoñada' en palabras de Machado (D. Antonio) pero otoñada al fin aunque parezca verdosamente primavera.

Y no es un juego de palabras y si no lean lo siguiente: "flor, cizaña, perfume y peste, catedral y cabaña". Efectivamente, como el sueño del esclavo negro (o de cualquier esclavo) lleno de luminosidades, arcoirisado de libertades y roto por la realidad del dolor. Es decir siempre lleno de "placer y carroña". Ambivalencia del orificio magnífico, de este agujero de mala fama: "músculo, agujero, almorrana y sepulcro".

Y mas, mucho más importante: "Es el ejecutor final que existe en nuestro interior que valoriza cuanto pasa a través del cuerpo".

Al buen entendedor, con pocas palabras lo capta.