Por FERNANDO CORTES CORTES
Uno de los grandes retos de la actual sociedad española se articula en torno a los temas educativos. La norma constitucional que había atribuido a todos los españoles el derecho a la educación era extraordinariamente rica en matices y en virtualidades, y en ella se encontraba garantizada la libertad de enseñanza y el derecho a recibir la formación religiosa y moral deseada. En ella se reconocía también, el derecho de todos los sectores de la comunidad educativa a participar en la gestión y en el control de los centros públicos, y en ella se hallaba el mandato a los poderes públicos para que, promoviendo condiciones y removiendo obstáculos, se consiga una educación en libertad y en igualdad. En cumplimiento de esta obligación, la administración educativa procedió a reformar las enseñanzas universitarias y promulgó la LOSE, Ley Orgánica del Derecho a la Educación, que regula el ejercicio simultáneo de los diversos derechos y libertares ligados a la educación. Sin embargo, dado que el diseño del sistema educativo procedía de 1970, dado que nos encontramos inmersos en la realidad de una sociedad caminando hacia un comunitario horizonte europeo, en acelerado proceso de modernización ,y, dada la jubilosa arribada a un sistema democrático, había que proceder a la reforma global del sistema educativo para que adaptase su estructura y funcionamiento a esa serie de cambios y de transformaciones que cotidianamente detectamos. Este ha sido, este es, el objetivo de la Ley General del Sistema Educativo - LOGSE -, el instrumento con el que se aborda la reforma educativa.
La mejora de la calidad de la enseñanza es, casi con toda seguridad, una de las finalidades más importantes de todo el proceso de reforma ya que, en último extremo, lo fundamental es la apuesta por la calidad. Y cabría preguntar: ¿Qué es la calidad de la enseñanza?. Las respuestas serían múltiples y variadas. Hay, en primer lugar, una serie de elementos caracterizadores, que parecen ser aceptados por todos. En su primaria y elemental enumeración, sin propósito de configurar un catálogo exhaustivo, podríamos referirnos a la mejora de las condiciones en que se produce el hecho educativo, a la mayor satisfacción de los implicados en el proceso, a la mayor coordinación entre la oferta educativa y el entorno social que la recibe, a la existencia de mayor número de alumnos que progresan adecuadamente ...
Pero existen otros criterios más importantes: una enseñanza de calidad es aquella que evita y hace imposible la discriminación, ya que la educación debe contribuir al desarrollo común de todos los alumnos de acuerdo con sus posibilidades; es enseñanza de calidad aquella que atiende a la diversidad, por lo que habrá de reforzarse el papel de todos y cada uno de los centros educativos para que sean capaces de atender los distintos ritmos de los alumnos que escolarizan o, lo que es lo mismo, se produzca una integración de la diversidad; es enseñanza de calidad aquella que incide en la mayor comprensividad; es enseñanza de calidad aquella que obtiene, con la utilización de la opcionalidad, un mayor progreso académico de los alumnos dotados con mayores potencialidades personales; la que garantiza un mínimo común denominador en el acervo cultural común de todos los españoles; la que garantiza la permeabilidad del sistema, sin crear compartimentos estancos y facilita la movilidad y la permeabilidad de los alumnos, de profesores, de programas y de experiencias, ...; es enseñanza de calidad la que propicia la solidaridad interterritorial.
La mejora de la calidad de las enseñanzas es uno de los grandes desafíos que nuestro país ha de enfrentar. El tema es crucial para nuestro futuro y para el futuro de nuestros hijos, los hombres y mujeres del siglo venidero. Por ello, la LOGSE. dedica uno de sus grandes Títulos a la calidad de la enseñanza, enumerando el conjunto de factores que favorecen la calidad y mejora de la enseñanza.
La obtención de una mejora de la calidad en la educación que recibe cualquier ciudadano no es sólo responsabilidad de los poderes públicos y de las administraciones educativas, sino también de todos los sectores sociales implicados en el proceso. Y todos hemos de ser conscientes de que nos hallamos en momento de transformación. La LOGSE es una ley técnica y adecuada al modelo europeo; y sus líneas generales no serán modificadas en largo tiempo, ya que todos habremos de estar de acuerdo en las mejoras substanciales que le ley introduce, todos habremos de estar de acuerdo con que la educación infantil se extienda hasta los tres años de edad; con que la educación obligatoria se prolongue hasta los dieciséis años; todos estaremos de acuerdo en la mejora de la formación profesional; en compensar las desigualdades en la educación y todos estaremos de acuerdo, en suma, en ofrecer a nuestros conciudadanos una mejor calidad de la enseñanza que reciben y en la perfecta constitucionalización del sistema educativo que la LOGSE pone en marcha.
Permitidme que concluya recordando un bellísimo párrafo del Preámbulo de la LOGSE. Es una acabada síntesis de los móviles, de los propósitos, de las finalidades y de los objetivos que han de guiar y que han de conducir todas nuestras actividades educativas:
"El objetivo primero y fundamental de la educación es el de proporcionar a los niños y a las niñas, a los jóvenes de uno y otro sexo, una formación plena que les permita conformar su propia y esencial identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma. Tal formación plena ha de ir dirigida al desarrollo de su capacidad para ejercer, de manera crítica y en una sociedad axiológicamente plural la libertad, la tolerancia y la solidaridad."
Si todos nos fijamos, y alcanzamos, a esas metas habremos cumplido con nuestras responsabilidades hacia la juventud que nos comprometimos a educar.
Fernando Cortés Cortés,
autor de numerosísimos libros,
algunos de ellos sobre educación,
es Director de la Revista de Estudios Extremeños
(tomado del número 6 de 'Caminar conociendo'. -separata)
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