lunes, 20 de agosto de 2007

Thomás Rahandraha: El Bardo

El bardo



A tí, a quien los dioses escogieron
para que manen canciones nuestras fuentes
y tiemblen con gozo de savia nuestros bosques
a fin de que, yermas o frondosas,
nuestras montañas sigan siendo montañas
entusiasmo nuestros alientos
fidelidad nuestros corazones
y hombres nuestros hombres


de lo más profundo de tu espíritu
de lo más tumultuoso de tu sangre
de los más diáfano de tus sueños
de lo más agreste de tus deseos
de lo más intenso de tus hechizos
ah que brote la potencia de tu fe
y el alarido de su liberación


tu hablarás

hablarás con la lengua de tu pureza
por esos cuya voz está siendo sepultada
y su vida, su existencia, suspendida
hablarás el lenguaje de tu inocencia
por esos a quienes aplastan con calumnias
hasta que sus pieles sudando las expelen
hablarás con la palabra de tu justicia
por esos a quienes ciegan la vista
con el gélido hierro de los barrotes
hablarás de tus quereres
por esos a quienes golpean
por esos a quienes sofocan
por esos a quienes torturan

por los apaleado
shablarás

por los condenados
hablarás

por los deportados
hablarás

por los juzgados
hablarás

por los detenidos
hablarás

por los prohibidos
hablarás

por los indefensos
hablarás

Por los miles y miles de seres muertos entre los muertos
por esos que designan al resentimiento y al odio
en la tenebrosa oscuridad de las prisiones
hablarás
porque odias la violencia
la calumnia
la mentira
y el odio
hablarás
a ellos también,hablarás


hablarás hasta el confín de los océanos y las tinieblas
para que retorne el alba
y que de nuevo para ellos
manen canciones las fuentes
y tiemblen de savia nuestros bosques
a fin de que, yermas o frondosas,
nuestras montañas sigan siendo montañas
para que la tierra siga siendo tierra
entusiasmo nuestros alientos
fidelidad nuestros corazones
y hombría nuestros hombres

tu ser es palabra que reconcilia con la vida
habla...


Thomas Rahandraha
(versión libre del poema 'El bardo')

martes, 7 de agosto de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Concha Barbero de Dompablo, camino armónico


Acaso lo que mejor defina el libro que vamos a comentar es que los cambios cuantitativos conducen a transformaciones cualitativas. Al fin y al cabo es lo que nos viene a contar Concha Barbero de Dompablo. La cual, en su libro, Palabras para el Bienestar (Un camino hacia la armonía y la plenitud vital), que así se rotula el viaje emprendido, hacia ese estado de felicidad, por la autora. Lo inicia con la pregunta "¿Eres feliz?". Una interrogación necesaria que indica de manera transparente, sin engaños, sin subterfugios, que si la respuesta es afirmativa no es necesario adentrarse en las procelosas aguas de su trayectoria. En cambio, si la respuesta que se da es negativa, adquieren relevancia las Palabras para el Bienestar que han de conducir, irremediablemente, al capítulo último: "Vives el ahora. Te encuentras con tu ser".


Pero, que nadie se llame a engaño con eso de utilizar el vocablo 'Palabra', pues no se trata de un hablar por hablar, pura palabrería, no; es, en realidad, la experiencia de la autora con el fin de llenar de contenido su vacío... aunque 'vacío', para ser exactos, no es la palabra adecuada... mas bien de llenarse de otra manera, porque, en puridad, nadie está vacío absolutamente; nadie, nunca, está en pura cáscara...

En fin, lo que la autora necesita es un cambio, un cambio de personalidad, para una transformación, si cabe, del mundo: un mundo que no le gusta y nos lo repite varias veces. Empero que algun@s no se pongan en guardia, a la defensiva, su experiencia vital no va en la dirección de poner patas arriba la estructura y superestructura de la sociedad en la que viven... tan a gustito, no: en absoluto; aunque, bien mirado, si se consigue acceder a ese estadio, el mundo marcharía mucho mejor.

Para esa transformación de ella, de Concha Barbero, es imprescindible arribar a un conocimiento cabal de ella misma, como recomendaba Sócrates con su imperiosa exclamación "¡Conócete a ti mismo!".

Y es aquí donde comienza su viaje, no exento de dificultades, de trampas, de vericuetos que tiene nuestro ser, labrado a lo largo de muchos años, y semejantes, a veces, de callejones sin salida que, solo, la voluntad de la autora consigue traspasar.

Poco a poco va consiguiendo salvar vaches sin cuento, aunque, hay que decirlo todo, no es, en modo alguno, un camino erizado de espinas, ascético, se recomienda no tomárselo a la tremenda; es decir: sin traumas, sin estridencias, sin alaridos... un periplo en derredor de ella misma: limpiando impurezas, arrancando rebabas, desechando vanalidades, apartando lugares comunes, arrinconando contradicciones muy arraigadas en el común de las gentes... Un día, de repente, se notará otra, siendo ella misma. Un paso más allá y las pequeñas estupideces desaparecen, la insustancialidad se volatiliza, la ironía nace, el buen humor se impone. Ella ha cambiado y con ella el entorno, que la envuelve, la arropa, la cubre, la encastilla. Por eso decíamos al principio que la cantidad deviene en cualidad.

Ya ha llegado al 'Vivir el ahora. Se encuentra con su ser'. Entonces grita, grita de alegría, se emociona, salta, ríe y, sin importarle el qué diran, se pone a bailar sin ton ni son, porque le apetece... Ella es feliz. El mundo es feliz: ha llegado a la Armonía y a la Plenitud Vital y colorín colorado...

Pero no, no es un cuento, es camino para librarnos de contradicciones que se nos adhieren pegajosamente al ser como una lapa; camino para adquirir la coherencia precisa para andar por el mundo con dignidad. Tal vez no nos convenza este modo de ver la realidad, pero es indudable que para ser felices, primero y principalmente, hay conocerse a uno mismo. Este libro nos coloca en el buen sendero. Lean, leanlo, el libro de Concha Barbero. Además está muy bien escrito. Con palabras llanas. "Llaneza muchacho que toda afectación es mala", nos aconsejaba Cervantes. Pues eso, libro llano. Rara avis en uno primerizo como este de Concha Barbero de Dompablo.