Autor: José Segovia
Editorial: Europa Viva
Año: 2008
Lo mismo que al albañil, por ejemplo, lo van determinando los elementos que caracterizan su trabajo: el frío, el calor, el cemento, los ladrillos... las casas que hace; al campesino lo va curtiendo la tiera; al camarero, al mecánico, al oficinista... los factores de su currelo. A otros los moldean los libros que leen. Es el caso de José Segovia, Pepe para los amigos.
Cuando se presentó el último libro de Urbano Blanco Cea -del que ya escribimos algo en la página web 'elnaviero'- se nos anunció, a los presentes en el acto, que pronto lo harían en Las Navas del Marqués otros libros escritos por naveros y naveras: el del susodicho José Segovia y el de Ángela Segovia que aunque se apelliden igual creemos que no son parientes. Por cierto, el de Ángela se hace mañana, sábado, a las 8 de la tarde en el local que tiene la Caja de Ahorros de Avila al lado del Castillo de Magalia.
Sin embargo el de José Segovia se hizo en este mismo local hace unas semanas. Se titula 'Anochece y aun no he leido todos los libros', editorial Europa Viva, 2008. En él hay numerosímas citas sobre Las Navas pueblo al que califica de 'paraiso perdido'. Aquí pasó buenas temporadas, comió moras de las zarzas, cazó víboras y pájaros, descubrió la libertad, los toros, la soledad, vio películas en los cines Sanvy y Matute, aquí recuerda un tío suyo tumbado en un sofá padeciendo de alguna enfermedad. Era hermano de su padre. Falangista perseguido...
Pero no trata de eso el libro.
Su tío falangista como su padre; progenitor al que hirieron en la batalla del Ebro. Bala que le entró cerca de un ojo y le salió limpiamente por detrás de la cabeza. Afortunadamente no le afectó el cerebro de milagro. Aunque si le dejó secuelas. Por eso le dieron una medalla. Condecoración, dice José Segovia irónicamente, que también recibió el 'golpista' Milans del Bosch (si no se escribe así que nos perdonen) por herirse levemente tropezando al salir de un coche.
Aunque no trata de eso el libro.
José Segovia nos dice que todo eso de su familia le influyó. Como le influyeron los maristas, donde estudiara bachilerato, que no salen muy bien parados de su análisis; como le marcó su afliación a la Acción Católica hasta el extremo de encauzar su vocación hacia el sacerdocio católico, apostólico y romano. Pero, ¡ay!, se le cruzó como a Fray Gerundio de Campazas una moza y... ahorcó su intención curil. Ese quiebro en su vida llega a su compromiso militante contra el franquismo metiéndose el PSOE. A próposito de esta militancia recuerda la frase de su madre:
-¡Ay, hijo!, te has unido a esos que nos quitaron los colchones en Las Navas.
O el saludo de un tío suyo, muy de derechas, cuando fue a dar un mitin a Las Navas del Marqués:
-¿Qué hace aquí este soplapollas?
En el libro nos transmite cómo trabaja en la organización del Partido Socialista en Ávila, cómo participa en las campañas electorales o cómo arriba al Ministerio de Educación del gobierno de Felipe Gonzalez como Director General de Enseñanzas Medias; o cómo practica el baloncesto bajo las órdenes del que fuera selecionador nacional, si mal no recordamos un tal Diaz Miguel, o algo así; y por no esconder no esconde ni su afición por los toros, ni su admiración por el Real Madrid...
Pero, repetimos, no trata de eso el libro.
En realidad nos da una visión de si mismo a traves de los libros que le han marcado. Se precia de tener cerca de 13.000.Su lectura, la lectura de 'Anochece y aun no he leído todos los libros' de José Segovia para nosotros es, como decía José Bergamín, el recuerdo de 'un momento histórico' transformado en 'instante eterno'.
Casi nos parece mentira que D. José Segovia Pérez no se haya leído todos los libros. Y no lo decimos por decir. Y si no lean lo que les ponemos como punto final, un poco largo, de esta reseña.
En el libro se citan numerosos títulos y autores: El camino de Delibes, Baudolino de Umberto Eco, Mi familia y otros animales de Durrell, Alicia a través del espejo de Carrol, Tiempos de silencio de Martín Santos, Metafísica de Aristóteles, La biblioteca de noche de Manguel, Historia de los heterodoxos españoles de Menéndez Pelayo, El choque de civilizaciones de Huttington, Tratado sobre la tolerancia de Voltaire, Nadar contra corriente. Julian Besteiro de Patricio de Blas, La hora 25 de Gheorghiu, Cien años de soledad de García Marquez, Una historia de amor y oscuridad de Amos Oz, Memorias de Adriano de Yourcenar, El cartero de Pablo Neruda de Skarmeta, Equipaje de arena de Langtus, Aurora roja y muchas más obras de Baroja, Paideia de Jaegger, Los filósofos presocráticos de kirk y Raben, La filosofía en la Edad Media de Gillon, La filosofía de la Ilustración y Problema del conocimiento de Casirer, La Viena de Wittgentein de Jarrik y Tolmin... obras de Galileo, Newton, Kepler, Copérnico, Hawking... libros de sociología de la ciencia de Merton, Feyerband, Latona... o de Browne, Bacon, Bachelar, Woolgar... y muchos más como Nagel, Popper, Hempel, Bunge, Needham, Russell, Buterfield, Hell... solo en las primeras 39 páginas.
Y no se engañe nadie, no. No es ningún ladrillo. Puede que haya que tener una cierta cultura para saborearlo, pero está escrito con ritmo, con agilidad, con soltura. Dos únicas pegas que le ponemos: que apenas cita los últimos asesinatos del franquismo de septiembre de 1975; cosa que no entendemos del todo en un hombre de pensamiento tan radical, puesto que el FRAP organización a la que pertenecían tres de los cinco asesinados era dirigido por una gran socialista, por Álvarez del Vayo; y un anticomunismo con tintes de sectarios.
No vamos recomendar que se lea. Pasamos ya de eso. Allá cada uno. Es su libertad y con su pan se lo coma. Pero eso que se pierde por no leerlo.
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